Franquicia de terror con más de diez títulos desde sus inicio a finales de los ochenta siempre apropiada dentro de la Serie B y en la que, en vez de muñecos diabólicos como la saga Chucky; nos ofrece unas perturbadoras marionetas asesinas a las que ahora se apunta en el departamento del guión el elogiable talento de S. Craig Zahler (Bone Tomahawk, Brawl in Cell Block 99).

Edgar es un treintañero escritor y dibujante de cómics que regenta su propia tienda se ha separado de su pareja y vuelve unos días a casa de sus padres. Allí se encuentra en una caja en la habitación de su hermano fallecido una extraña marioneta de un diseñador francés y nazi que creó una perturbadora colección de sus marionetas. Ante el 30 aniversario de un famoso asesinato estatal, Edgar junto a su nuevo ligue y su amigo y compañero de la tienda viajan a una subasta de coleccionismo para ganar un dinero vendiendo el muñeco, al igual que muchos otros desconocidos con otros diseños de marionetas. Todo se volverá terrorífico cuando una extraña fuerza maligna resucita a los muñecos y causan un aluvión de sangre y crímenes en el lugar de la subasta.

S. Craig Zahler firma un guión de claro espíritu e inteligencia de Serie B, al igual que sus obras como director; en un filme de aires retro y cutre en su diseño y en el que prima con buena mano el no tomársela en serio ante la enorme presencia de humor negro y de unas imaginativas muertes sangrientas propiciadas por estas marionetas Nazis.

Poca cosa más a destacar de una película dirigida en gran parte a los pases de madrugada (participó en la sección Midnight X-Treme de Sitges) y al fan del género más cafre y cachondo; sin que la presencia de ilustres del Festival de Sitges y del género como Barbara Crampton y Udo Kier; y el libreto de Zahler vayan a darle un extra a un filme de target tan marcado y que no tiene más propósito que dejar imaginativas muertes y un rato de cachondeo (muy) negro.

☆☆ (4/10)